¿Están ustedes de acuerdo en que una empresa es una organización de personas; las cuales trabajan de manera coordinada para alcanzar ciertos resultados?; ¿no es acaso eso cualquier tipo de organización humana?: “un conjunto de personas que coordinan sus acciones para conseguir unos objetivos que a todos interesan, aunque ese interés pueda deberse a motivos muy diferentes” (Pérez López, 2006: 13).
Pero resulta que no basta un conjunto de personas ni un propósito común para que exista una organización; se necesita que las personas se organicen, es decir que coordinen sus acciones, para el logro de resultados que interesan a todas.
Si les pido que piensen en una organización humana, seguramente la verán como algo estable y duradero: la familia, la empresa, un municipio, un club deportivo; cuyos elementos esenciales son, tal como lo expresa Pérez López: acciones humanas, necesidades humanas y un modo de coordinar acciones para satisfacer las necesidades. La cierto es que para que efectivamente exista y opere una organización es necesario:
- Que se formulen resultados a alcanzar, los cuales serán conseguidos a través de las acciones que realizarán las personas que componen la organización y cuyo logro les permite recibir lo que esperan obtener por formar parte de la misma.
- Que las personas sepan y sean capaces de hacer lo que las reglas de operación (acciones) exigen.
- Que las personas quieran hacer lo indicado en el punto anterior.
La formación y capacitación empresaria tiene en estos puntos su mayor valor estratégico; el cual se resuelve desde el modelo (enfoque) que tengamos para explicar la organización, que al mismo tiempo condicionarán el diseño de esa formación. Desde cómo entendemos a la organización, así vamos a comprender a la función de capacitación y actuaremos en consecuencia.