martes, 30 de abril de 2013

Motivación para el Aprendizaje, Enfoque Antropológico


Pérez López nos trae este enfoque a partir del análisis de las consecuencias de las acciones humanas cuando interactúan con otras personas. Dice Pérez López que se puede entender la acción humana como un proceso de interacción (acción-reacción) con un entorno también humano (en casi todos los casos)

Las personas que interaccionan pueden aprender como consecuencia de esa interacción. Si la acción de uno y la reacción del otro son consecuencia de decisiones tomas por ellos en un momento dado, sucesivas experiencias pueden llevarlos a modificar sus decisiones en la siguiente interacción.

Este cambio significativo es lo que Pérez López reconoce como aprendizaje; cambios en las reglas de decisión (conjunto de operaciones por las que la persona elige una acción) producidos por la realización de la interacción.

La acción humana tiene, entonces, tres consecuencias o resultados:

  1. Resultados extrínsecos: la interacción
  2. Resultados internos: aprendizaje de la persona activa
  3. Resultados externos: aprendizaje de la persona reactiva

La persona activa “realiza planes de acción para resolver sus problemas, es decir, para lograr satisfacciones. A la satisfacción lograda por la ejecución de un plan de acción la llamaremos eficacia de ese plan de acción. Es decir, el grado de eficacia de un plan de acción no es más que el grado de satisfacción logrado por la persona al realizarlo y, en consecuencia, expresa el valor de los resultados extrínsecos producidos por el plan para el agente activo” (Pérez López, 2006: 54).

La eficiencia de un plan de acción son los cambios que produce el aprendizaje en la persona activa en tanto ellos influyen  en las futuras interacciones. “La eficiencia de un plan expresa, pues, el valor para el agente activo de los resultados internos producidos por la ejecución del plan” (Pérez López, 2006: 54).

Consistencia de un plan de acción son los cambios que produce el aprendizaje en la persona reactiva siempre que esos cambios influyen en las futuras interacciones. “La consistencia de un plan expresa, por lo tanto, el valor para el agente activo de los resultados producidos por la ejecución del plan” (Pérez López, 2006: 54).

Así la interacción entre las personas tiene dos tipos de consecuencias: eficacia y consistencia que expresan lo que las personas aprenden de esa interacción. El valor de estos aprendizajes está en su influencia para lograr futuras satisfacciones;  por eso conseguir estos aprendizajes puede ser objetivo a buscar en las decisiones de la persona.

Por lo tanto  logar esos tres tipos de resultados es motivo de las decisiones de una persona. “Tenemos, por lo tanto, tres tipos de motivos para la acción personal:


  • Motivos extrínsecos: aspectos de la realidad que determinan el logro de satisfacciones que se producen por las interacciones.
  • Motivos intrínsecos: aspectos de la realidad que determina el logro de aprendizajes del propio decisor.
  • Motivos trascendentes: aspectos de la realidad que determinan el logro de aprendizajes de las otras personas con las que se interacciona.” (Pérez López, 2006: 55).

En toda acción humano los tres motivos están presentes: el medico al atender a sus pacientes lo hace para cobrar honorarios, desarrollar su competencia profesional y curar la dolencia que hace sufrir al paciente. El vendedor de una gran corporación o de una pequeña empresa al realizar una venta busca ganar dinero, busca una buena oportunidad para seguir aprendiendo y desarrollando sus dotes de profesional independiente y si es un buen vendedor pensará que está ayudando a resolver un problema del cliente. También puede suceder que el peso de estos motivos sean distintos según las personas, de ello deviene la “calidad motivacional” de la persona. Como lo expresa Pérez López esta calidad viene determinada  por la sensibilidad que esa persona tiene para ser motivada  por cada tipo de motivo.

Las organizaciones son instrumentos para que las personas satisfagan motivos de los tres tipos y la formación, como componente de la organización con impacto directo en la satisfacción y desarrollo de las personas es una de las herramientas a ese servicio.

Estos motivos apuntan a la satisfacción de tipos diferentes de necesidades:
  • Necesidades materiales: corresponden a la posesión de cosas o a la posibilidad de establecer relaciones sensibles con cosas que producen sensaciones de placer (y de dolor ante una insatisfacción); es decir son necesidades que se satisfacen fuera del sujeto a través de la interacción de los sentidos con el mundo físico.
  • Necesidades de conocimiento: son las que están ligadas a las capacidades de las personas para hacer. Cuando la persona puede controlar la realidad y se ve capaz de hacer cosas va satisfaciendo estas necesidades; y ello se logra a través del aprendizaje cuando la persona desarrolla un conocimiento operativo: las habilidades para manejar el entorno. Estas necesidades satisfechas producen sensación de poder y seguridad a nivel psicológico.
  • Necesidades afectivas: “son aquellas ligadas al logro de relaciones adecuadas con otras personas, a la certidumbre de que no somos indiferentes para los demás, de que nos quieren como personas, de que nos aprecian por nosotros mismos, por ser como somos” (Pérez López, 2006: 60). Se satisfacen cuando nos damos cuenta que al otro le afecta lo que nos afecta a nosotros. Esta interiorización de los que le ocurre al otro es lo que en sentido estricto llamamos amor. Somos capaces de amar y ser amadas y ello es lo que satisface estas necesidades.

Estas necesidades están presentes simultáneamente en el ser humano. “Su satisfacción significa que la persona tiene  una relación satisfactoria con la realidad en tres planos distintos: el mundo de las realidades sensibles, el mundo de la realidades personales y su propio mundo interior” (Pérez López, 2006: 60).

miércoles, 10 de abril de 2013

Aprendizaje y Cambio de Modelo Mental


Basándose en las distinciones sobre el aprendizaje y los cambios en los modelos mentales desarrollados por Gregory Bateson, Fredy Kofman  armó un diagrama sobre el aprendizaje que describe el camino desde la toma de conciencia hasta la acción.

“En primer lugar comprendemos el entorno a través de nuestro modelo mental.  Seleccionamos automáticamente qué es relevante y creamos un cuadro de situación. Es importante recordar que este cuadro no es una “representación objetiva” de la realidad, sino una interpretación condicionada por nuestros modelos mentales. […] Los datos constituyen siempre un primer nivel de interpretación.

Al evaluar la situación, determinamos un rango de posibles acciones. Comparamos los resultados proyectados de esas acciones con nuestros objetivos y elegimos la acción que tenga la mayor probabilidad de lograr los resultados que buscamos. La ejecución de esta acción genera resultados. Si estos resultados concuerdan con nuestros deseos, quedamos satisfechos y no experimentamos la necesidad de modificar nuestra acción. Pero si el resultado no concuerda con nuestros deseos, sentimos una insatisfacción que nos impulsa a cambiar. Según la dificultad para cerrar la brecha,  el aprendizaje demandará que reconsideremos nuestras acciones, pensamientos y sentimientos a distintos niveles de profundidad.

El aprendizaje 0, o no aprendizaje, es una situación en la que la persona no cambia su acción a pesar de fracasar una y otra vez. Aunque están insatisfechos prefieren dejar las cosas como están.

El aprendizaje 1 es un proceso simple de feedback, en el que la persona detecta y corrige el error y cambia su respuesta específica, pero manteniéndose dentro del mismo conjunto de opciones que tenía antes. Por ejemplo, si tengo frío prendo la calefacción o me pongo un abrigo. El aprendizaje 1 toma la situación como dada y soluciona el problema eligiendo una acción dentro de los parámetros preestablecidos para lograr los objetivos predeterminados.

Cuando el aprendizaje 1 no es suficiente para corregir el error; es necesario ir aguar arriba para considerar la validez de nuestra  interpretación”.

El aprendizaje 2, o de lazo doble, es un cambio en la definición del problema: una modificación en el conjunto de acciones posibles, un cambio en los objetivos y un cambio en la forma de interpretar la situación. Este cambio abre nuevas posibilidades para la acción más allá del rango del aprendizaje 1.  Por ejemplo, si sigo sufriendo frío a pesar de la calefacción y el abrigo, puedo pensar en mudarme a un lugar más cálido. La opción de mudarme no estaba antes en mi pantalla de radar; apareció al tomar distancia y considerar la situación desde otro punto de vista.

Cuando el aprendizaje 2 resulta inefectivo, hay otro paso posible: investigar el modelo mental que condiciona las interpretaciones que somos capaces de construir.  Se trata del aprendizaje 3 o de lazo triple.

El aprendizaje 3 es un cambio en la forma de generar interpretaciones. Es salir del modelo mental con el que operamos y considerar otros.  Supongamos que después de mudarme a una región más cálida sigo insatisfecho. Ahora me molesta el calor y añoro la nieve de mis montañas natales. Me encuentro en un dilema: si vivo en un clima templado, echo de menos el frío; si vivo en un clima frío, echo de menos el calor. Para salir de ese dilema necesito dar un salto cuántico y cambiar radicalmente ni enfoque de la situación”. (Fredy Kofman, 2001: 320-322).