jueves, 30 de julio de 2015

Antropología y Empresa - Parte II

La Persona...

“La fuente última de la dignidad del hombre es su condición de persona” (Yepes Stork, 61. 2006). 

Melendo nos introduce en tres descripciones de la condición personal del ser humano que califica como “las mejores y más hondas” y que resultan equivalentes.

En primer lugar cita la de Boecio: “es persona […] toda “sustancia individual de naturaleza racional”. “Todo ser dotado de inteligencia se encuentra por fuerza provisto de esa inclinación al bien en cuanto bien que denominamos voluntad, y cuyos frutos naturales son la autonomía en el obrar y el amor, que hacen más rica y sabrosa la cualidad interior de la persona.” (Melendo, 11,12. 1999).

Luego se refiere a Luis Clavell para quien “la libertad es, […] la propiedad esencial de las dos potencias superiores de la persona: el entendimiento y la voluntad”. (Melendo, 13. 1999). Así queda establecido que la persona humana es libertad. 

Finalmente nos refiere al amor como “el fundamento y el sentido último de la libertad”; en este sentido podemos definir a la persona “como principio y término, como sujeto y objeto, de amor”.  “Tomando el amor en su sentido más alto, como un querer el bien en cuanto tal, o el bien del otro en cuanto otro, únicamente la persona resulta capaz de amar y únicamente ella es diga de ser amada. (Melendo, 14. 1999).


Afirma Melendo que estos elementos constitutivos de la persona deben tenerse muy en cuenta al momento de establece relaciones auténticamente personales: “al tratar con cualquier ser humano, en el ámbito que fuere, hay que tener muy presentes el entendimiento, la libertad, el amor o, con otras palabras la interioridad, la vida y la riqueza del espíritu, su exuberancia rebosante y pluriforme”. (Melendo, 14,16. 1999). Esta afirmación resulta constitutiva de la tarea de aquellos que conducen equipos de trabajo, retomaremos su análisis en los siguientes artículos de este Blogge.


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